miércoles, 13 de agosto de 2008

ONÍRICA REALIDAD

Traía a mi mente todo tipo de recuerdos felices y agradables. Sentía un fuerte cosquilleo por todo mi cuerpo, pero al cabo de unos minutos se centró en mi pecho. Mi corazón latía a una velocidad anormal, ni cuando me ejercitaba lo sentía de esa forma. Una sensación de frío comenzó a correr por mi cuerpo, iniciando por el brazo izquierdo. A pesar de la incertidumbre, tenía mucha paz en mí. Sentí entonces que algo salía de mí pecho, y mientras salía, un pesado sueño me invadía. No pude controlarlo y me dormí profundamente en cuestión de segundos. Sentía que volaba, pero no con mis fuerzas, sino una atracción extraña y opuesta a la gravedad me elevaba. Volteé la mirada y vi como mi cuerpo, que se encontraba en un sueño profundo, reposaba apaciblemente sobre la cama. Mi esencia viajaba en el viento, no tenía miedo, confiaba, sentía mucha paz. Prontamente mi cuerpo se detuvo y sin hacer un solo esfuerzo, se giró como si estuviese totalmente de pie, pero sobre nada en concreto. Intenté moverme pero no pude, quedé estática en esta posición por cinco segundos. Al cabo de este tiempo, sentí a mi lado una presencia maravillosa que me hizo llorar de regocijo sin tan solo verle. Esa presencia transmitía tanto amor, paz, gozo, felicidad. No podía verle, intentarlo era imposible, tan solo aprecie una luz más irradiante que el sol. Me di cuenta que no se encontraba a mi lado, sino todo a mi alrededor, era como si yo estuviese sumergida dentro de esa presencia maravillosa. Alzando su voz me dijo "toma mi mano", yo no le veía, pero confiaba. Levanté mi mano y sentí que algo la agarró fuertemente. Digo “algo” porque no era una mano como la que conocemos, era simplemente presencia. Caminamos unos minutos hablando sobre temas que no recuerdo y luego llegamos a una colina con naturaleza impresionante. Desde allí se podía apreciar un enorme castillo color amarillo brillante, como si se tratase de oro. Descendimos la colina y me encontré con unas calles limpias, con pavimento de cristal. Intenté ver mi rostro reflejado en el, pero yo era también luz, sin un rostro definido. A la entrada del castillo se encontraban gigantes de aspecto fuerte, comprendí que eran ángeles. Dieron la bienvenida a mi Guía postrados de rodillas, seguido yo también me postré. Entramos al castillo, en el había mucho movimiento, muchos seres preparando como un banquete. Se escuchaba en todo momento el canto dulce otros seres. Pregunté a que se debía aquel movimiento, a lo que mi Guía respondió: “tendremos una fiesta muy especial”. Pregunté el motivo, pero la respuesta obtenida no era lo que hubiese deseado escuchar “no es preciso que lo sepas aún”. Luego deescuchar estas palabras, estaba de nuevo dentro de mi cuerpo, inhalé aire con fuerza y desperté ante las palabras de mi mamá que decían “se te hace tarde para ir a la universidad”.

No hay comentarios: